El funcionalismo se caracteriza por dar más importancia a la arquitectura y al diseño que al estilo, y por tratar de afrontar los problemas prácticos de la forma más lógica y eficaz.
Los orígenes del funcionalismo se remontan a las teorías del arquitecto romano del siglo 1 antes de cristo, Vitruvius, que se basaban a su vez en la tradición helenística.